lunes, 7 de julio de 2008

Crónica del Segundo Curso del PEB II


La Escuela Yogaçara

Saltándonos la cronología de los seminarios y cursos del PEB, para muchos ésta ha sido nuestra primera participación en un seminario a pesar de ser el segundo seminario del segundo año. La sincera actitud de entrega en la Sangha en este momento conllevó a que el Dojo se llenara de corazones que no querían dejar pasar la oportunidad de escuchar la enseñanza de nuestro querido maestro.

Lo que pensaba que serían unas clases teóricas sobre la escuela Yogaçara durante el fin de semana, ha sido en realidad una llamarada de Dharma que sensei ha lanzado con sus palabras, sus gestos, su mirada y sus pausas, y que a más de uno nos ha quemado las pestañas, cuanto menos.

Nada más entrar al Dojo el sábado por la mañana para el primer zazen, nos encontramos con el primer choque emotivo al reencontrarnos con queridos miembros de la Sangha de Gran Canaria y tantos otros de Tenerife que hacía ya bastante tiempo que no veíamos. Primera sorpresa. El apego hace aparición.

Ver el Dojo lleno y sentir la respiración colectiva de tantos corazones entregados transformó el zazen en un cálido descanso donde Denkô sensei nos regaló un certero kusen que abría la enseñanza. No sentí ningún dolor, sólo descanso.

Un apetecible banquete, regalo de la Sangha, nos permitió coger fuerzas para concentrarnos en el mensaje del maestro y a las 10.00 a.m, reemprendimos el viaje. Breve reseña cronológica y directos al Lankavatara Sutra, libro principal de la escuela Yogaçara del que tanto se ha influenciado el Zen. Mucho más de lo que me imaginaba.

"¿Son las olas el mar?"
"¿Existe antes el creador o el objeto creado?"

Profundas preguntas que hicieron temblar mi ego, flechas que comenzaron a hacerle daño al yo, se sucedían una tras otra. ¡Mi madre! ¡Qué encerrona! Aquello no era un cuento de hadas, aquello causaba dolor a través de la intuición. Entonces, ¿el río del karma es donde yacen las tendencias kármicas de los muertos? La vida y la muerte no existen, todas las tendencias kármicas están en el río del karma, de vivos y de muertos, la causa y el efecto. Shock. La duda nos asaltó a todos y entonces nos planteábamos juntos: ¿qué cosa es la empatía? Me quedé con la idea de que habría distintos tipos; la más pura situada en el nivel de Alaya, en el nivel donde se encuentra el arte, la precognición, lo sutil, ese nivel que para muchos de nosotros todavía está en el piso de arriba.

Llegada la mitad de la jornada del sábado, la mayoría disfrutamos de un magnífico almuerzo en un vietnamita donde la comida estaba riquísima para disfrutar luego de una pequeña cabezada en el Dojo donde, por cierto, se duerme estupendamente.

Jornada de tarde: Skandhas, Mano, Manas, Alaya y Amala. Los tres mundos. No pude comprender qué cosa es Amala, me quedé con el blanco de la pizarra. Todo y nada, vacuidad.
En mi mente limitada quedó el blanco de la pizarra.
Soltar, hay que soltar, pero....

"No puedes soltar algo que todavía no has visto".

Quietud y observación quedaron apuntadas como claves de la práctica. Yo diría que estábamos prestando atención en un grado de absorción uno, con la excepción de algún somnoliento que no podía controlar sus remates de cabeza. Normal, era tanta la cantidad de información que saltar de hiperexcitación a somnolencia era lo natural. El día concluyó con el suficiente cansancio general como para saltarnos el zazen del anochecer.

No puedo hablar de la meditación de la mañana siguiente porque no estuve allí pero según me dijeron, debió ser una experiencia similar a groso modo a la del sábado. El domingo escuchamos al maestro hablar sobre los niveles de absorción propios de la meditación Zen, de las tres naturalezas y del Nirvana. La mayoría no entendemos qué es eso del Nirvana. Muchos pensamos o hemos estado pensando que de alguna manera se entra en un punto de no retorno que te transforma para siempre. Sensei nos reiteró que no hay nada que ya no sea y que sea cual sea la experiencia de los altos niveles de absorción, lo importante es integrar y volver a la tierra donde tenemos que seguir andando con nuestro cuerpo y mente como cualquier otra persona. No nos vamos a librar de ir todos los días al curro con esto de la iluminación. Desilusión para algunos quizás. Frustración tal vez. Mucho sentido común.

La enseñanza del domingo, me conmovió hasta el punto de pensar que el Dharma es una medicina para el cuerpo y la mente. Encontré mucho gozo en el Dharma a través de las palabras del maestro, una sensación reparadora que marcó para mí la tónica del día. No hubo nadie que quedase impertérrito.

Concluimos con un tranquilo almuerzo todos juntos, cerquita del Dojo. Por último, pero no menos importante, tomamos el café de la despedida y aún conmovido por la compañía, el apoyo y el amor de la Sangha, tiñó de rosa el paseo de vuelta a casa donde al reencuentro con mi mujer rompí a llorar incapaz de expresar de otra manera todas las emociones que estaba experimentando y que brotaban de alguna parte dentro de mí, queriendo dar gracias a todos los seres.

Alivio y alegría.

Un fuerte abrazo a todos.
Carlos
Santa Cruz de Tenerife a 24 de junio de 2008

No hay comentarios: